martes, 27 de mayo de 2008

ESTUDIO DEL PLAN DE PASTORAL DIOCESANO

METODOLOGIA DE LA PLANIFICACION PASTORAL.
Curso de verano para agente.
SR. PBRO. J. GUADALUPE MUÑOZ PORRAS
PRESENTACIÓN
La "Evangelización Nueva" en ardor, en métodos y en expresión, es una invitación a todos los cristianos a testimo­niar nuestra fe ante el mundo y formar comunidades vivas que sean signo de esa misma fe.
Esta invitación ha sido aceptada por muchas Iglesias locales, concretándose en la celebración de Sínodos Diocesa­nos o en la elaboración de Planes de Pastoral.
Unos y otros, al buscar un modelo de Iglesia adecuado a la realidad, han logrado ilusionar a un buen número de sacerdotes, religiosas( os) y laicos comprometidos en los diversos niveles de Iglesia.
Pero también es cierto que, cuando se ha intentado poner manos a la obra, se han detectado en seguida serias dificultades que paralizan, o disminuyen en gran medida, el dinamismo e ilusiones iniciales: gran parte de los agentes no están acostumbrados a trabajar de acuerdo a un plan pastoral.
Surge, pues la necesidad de educar a todos los cristianos comprometidos, tanto en la importancia y sentido de la planificación pastoral como en sus aspectos metodológicos. A esto intenta responder el presente curso, deseando que contribuya a la elaboración de nuestro IV Plan Diocesano de Pastoral.
El presente curso está diseñado para realizarse en cinco sesiones, a través de las cuales trataremos cada una de las etapas de la planificación pastoral. Estos son los objetivos:
OBJETIVO GENERAL
Conocer los conceptos y etapas básicas de la planificación pastoral, para que, asimilando la metodología propuesta, podamos integramos con responsabilidad en el proceso de elaboración del IV Plan Diocesano.
OBJETIVOS ESPECÍFICOS
* Conocer qué es la planificación pastoral, explicando tres definiciones básicas.
* Descubrir qué función desempeña la planificación pastoral en la misión evangelizadora de la Iglesia, a partir de la conciencia que ésta tiene de sí misma.
* Recordar el camino recorrido en la elaboración de los tres planes de pastoral anteriores.
* Conocer algunos elementos que se deben tener en cuenta al inicio del proceso de planeación.
* Descubrir las actitudes y disposiciones que necesitamos para empezar un proceso de planeación. * Informar sobre el inicio de nuestro proceso hacia el IV Plan Diocesano de Pastoral.
* Conocer en qué consiste el Marco Referencial, describiendo sus elementos constitutivos.
* Informar sobre el proceso de elaboración de nuestro Marco Referencial.
* Conocer la naturaleza del diagnóstico pastoral, describiendo sus elementos constitutivos.
* Conocer la naturaleza de las prioridades pastorales, ubicándolas en la dinámica de la planificación.
* Descubrir la función de los objetivos pastoral es, conociendo los elementos para su elaboración.
* Conocer la naturaleza de los criterios de acción, describiendo lo que son las políticas y las estrategias.
* Descubrir la importancia de la organización, describiendo en qué consiste el organigrama y el manual de funciones.
* Saber cómo se formula un programa, señalando sus elementos constitutivos.
* Descubrir la importancia de la evaluación, señalando su necesidad y objeto en la planificación.
TEMA 1
LA PLANIFICACIÓN EN LA IGLESIA.
1.- OBJETIVOS
* Conocer qué es la planificación pastoral, explicando tres definiciones básicas.
* Descubrir qué función desempeña la planificación pastoral en la misión evangelizadora de la Iglesia, a partir de la conciencia que ésta tiene de sí misma.
2.- IDEAS EQUÍVOCAS
Cuando algunos sacerdotes o laicos oímos hablar de «Pastoral Planificada» sentimos una especie de incomo­didad interior, provocada por ideas equívocas:
a) Es una complicación innecesaria
Con esto expresamos dos cosas: que resulta muy di­fícil y compleja, y que no vale la pena porque sus resul­tados son muy problemáticos.
Es claro que la planificación exige trabajo, dedica­ción y responsabilidad, pero puede ser entendido por cualquier persona normal.
Por otro lado, en cuanto al rendimiento, estamos cier­tos de que «El camino práctico para realizar concreta­mente esas opciones pastorales fundamentales de evan­gelización es el de una pastoral planificada» (DP 1306).
b) Es una simple moda
Es cuando consideramos la pastoral planificada como un simple mimetismo de las técnicas sociales y empre­sariales aplicadas a la pastoral.
La Iglesia está siempre atenta a todos los avances de las ciencias humanas, pero la planificación, en su conte­nido esencial, ha sido practicada siempre por la Iglesia.
c) Distorsiona la misión sobrenatural de la Iglesia
A la planificación pastoral se le acusa de olvidar que el agente principal de la salvación es el Espíritu Santo y que la salvación se recibe como don gratuito de Dios.
Lejos de olvidar estas verdades fundamentales, lo que hace la planificación es dar seriedad a nuestra colabora­ción a la obra de la gracia, hacemos instrumentos dóci­les y disponibles del Espíritu Santo.
3.- LO QUE ENTENDEMOS POR PLANIFICAR
Hay algunos términos afines que nos conviene re­cordar:
Planificar. Es desencadenar un proceso de toma de decisiones, mediante una serie de pasos, lógicamente articulados, que nos ayudan a conseguir un fin.
Plan. Es el registro escrito de las decisiones tomadas en la planificación. Lo importante no es el plan, sino la toma de decisiones que se hizo en la planificación y las acciones que se emprendan para llevarlas a cabo.
De acuerdo a lo anterior, daremos tres definiciones de lo que entendemos por Planificación Pastoral. La primera de ellas tiene que ver con las actitudes básicas de quienes se disponen a impulsar una pastoral planifi­cada y orgánica:
a) La planificación es un modo de trabajar en la Iglesia responsable, solidario y organizado
Es un modo de trabajar en la Iglesia. Se trata de estar disponibles para cumplir le misión que hemos re­cibido, superando todas las perezas, pasividades y ruti­nas de nuestro trabajo pastoral.
Es un modo de trabajar responsable. Lo cual lleva a distanciarse de las improvisaciones y dejarse llevar por entusiasmos superficiales y poco duraderos, para hacer del Reino de Dios la cosa más importante de nuestra vida.
Es un modo de trabajo solidario. La Iglesia y su mi­sión es asunto de todos los bautizados. Por tanto, se con­trapone a todo tipo de individualismos, de liderazgos absorbentes y de clericalismos.
Es un modo de trabajar organizado. Por eso se de­termina lo que hay que hacer, el modo de hacerla y las responsabilidades de cada uno, dentro de una distribu­ción adecuada del trabajo.
La segunda definición que ofrecemos se refiere a la metodología fundamental para la planeación. La pode­mos expresar as í:
b) La planificación consiste en determinar los objetivos que se han de conseguir y en or­ganizar los medios para alcanzarlos.
Si hablamos de objetivos que se han de conseguir, es porque no estamos satisfechos con la realidad que tenemos y queremos mejorarla. Esta afirmación supone las siguientes convicciones:
- Hemos analizado cuál es la situación actual de nues­tra Iglesia, parroquia o grupo.
- Constatamos que no estamos satisfechos con esta situación.
- La insatisfacción surge al observar la distancia en­tre lo que deberíamos ser y hacer, y lo que en realidad somos y hacemos.
- Por eso planificamos una serie de cambios para conseguir acortar esa distancia.
Después de estas consideraciones abordamos la ter­cera definición, que intenta mostrar la finalidad última de la planificación. La expresamos así:
c) La planificación es un medio para renovar la Iglesia a través de un proceso de creci­miento en el que participan todos los miem­bros de la comunidad.
Si estamos convencidos de que hemos realizar algu­nos cambios en nuestro ser y quehacer, la planificación entonces se convierte en un instrumento para renovar la Iglesia.
La experiencia nos enseña que a todos nos cuesta trabajo aceptar los cambios, sobre todo si no conoce­mos las razones que hay para hacerlos o no estamos con­vencidos de lo que queremos lograr con ellos.
Por eso, si queremos cambiar una situación, no hay más remedio que hacer participar a todas las personas involucradas en ella y en todos los momentos que su­pone el cambio (investigación, análisis, diagnóstico, prioridades, objetivos, organización, programas y eva­luación).
De este modo caemos en la cuenta de que la planifi­cación también es un instrumento de participación.
Sabemos de antemano que la realidad no se cambia de la noche a la mañana. Esto se aplica también a las personas y comunidades. Todos crecemos en base a pa­sos sucesivos que nos van acercando al ideal (Cfr. Mt 13,31 - 32: Parábola del grano de mostaza).
De todo esto deducimos que no basta con proponer­nos objetivos aislados, ni con promover algunos cam­bios haciendo participar a los más posibles, sino pro­yectar y hacer vivir un proceso en el que se recorren etapas sucesivas y crecientes, dando unidad a todas las acciones que intervienes en el cambio.
4.- FUNCIÓN DE LA PLANIFICACIÓN
Ya dijimos que la planificación es un medio para re­novar la Iglesia. Ahora bien, la única renovación autén­tica de la Iglesia es aquella que la hace más conforme a la voluntad de Jesús.
Por eso, al preguntamos ¿para qué sirve la planifica­ción en la Iglesia? damos esta primera respuesta:
a) La planificación sirve para que la Iglesia sea más fiel a Jesús y cumpla mejor la misión que él le confió.
Pero ¿Qué Iglesia quiere Jesús? La respuesta a esta pregunta la encontramos en el Evangelio: "Yo rogaré al Padre y les dará otro Consolador, para que esté siem­pre con ustedes. Pero el Espíritu Santo, a quien el Pa­dre enviará en mi nombre, hará que recuerden lo que yo les he enseñado y les explicará todo" (ln 14, 16.26).
De modo que el Espíritu le va haciendo caer en la cuenta a la Iglesia de todo lo que dijo Jesús.
Esto lo hace a través de los acontecimientos de la historia y las circunstancias de la vida.
Así, si queremos averiguar la voluntad de Jesús so­bre su Iglesia, hemos de recurrir a la conciencia que hoy tiene la Iglesia sobre sí misma, ya que en esta concien­cia está lo que dijo Jesús, pero comprendido a través del proceso de maduración a que ha sometido el Espíritu a la iglesia.
De ahí que, si nos preguntamos: ¿Qué Iglesia quiere Jesús? Respondemos con otra pregunta: Iglesia, ¿qué dices de ti misma?
Así podemos dar otra respuesta a la pregunta inicial ¿para qué sirve la planificación?
b) La Planificación sirve para convertir en vida la doctrina de la Iglesia sobre sí misma.
Cuando decimos "Creo en la Iglesia", indicamos que los cristianos hemos querido ser fieles a Jesús y a su proyecto. Pero también descubrimos que, a través de la historia, la Iglesia ha ido profundizando su ser y su que­hacer (Por el Ejemplo, el Concilio Vaticano II).
El problema está cuando queremos pasar de las pala­bras a las obras, de las convicciones a la vida. No todos creemos que la Iglesia es hoy lo que debe ser. Y por eso el Señor nos pide un esfuerzo serio y compartido para acercamos más al ideal que Dios nos propone.
5.- NUESTRA CONCIENCIA DE IGLESIA
DE CARA AL PASADO nuestra pastoral deberá en­tenderse a sí misma como memoria histórica. DE CARA AL PRESENTE nuestra pastoral es un desafío. DE CARA AL FUTURO nuestra pastoral es un proyecto que, esperamos, cristalice en un IV Plan Diocesano de Pastoral.
5.1 Partimos de un presupuesto
El trabajo pastoral es la participación, aquí y ahora, en la misión salvadora de Jesús el Cristo, continuada en la Iglesia y por la Iglesia hacia todo el mundo, dentro de un determinado contexto histórico.
5.2 Tenemos cuatro convicciones teológicas
a) La misión de la Iglesia, siendo un don de Dios, es también tarea y responsabilidad de todos y cada uno de sus miembros.
b) El Espíritu de Jesús el Cristo, está presente en toda la comunidad de la Iglesia.
c) Nuestro futuro Plan de pastoral tendrá que ser el reflejo de lo que Cristo inspira en los miembros de nues­tra comunidad diocesana (personas, instituciones, nive­les de Iglesia, consejos, equipos, etc.).
d) Creemos que hay un plan divino de salvación, del cual la Iglesia es servidora.
5.3 Nos hacemos tres preguntas
a) ¿Hacia dónde camina el pueblo de Dios que se nos ha confiado?
b) ¿Cómo está respondiendo nuestra acción pastoral?
c) ¿Cuál debería ser la acción pastoral de cara al ter­cer milenio?
5.4 Tenemos un solo propósito
Anunciar, celebrar y vivir el Evangelio de Jesucristo entre los hombres y mujeres de hoy, a partir de sus go­zos y preocupaciones reales para que, de verdad, sea para ellos una buena noticia de vida plena y en abun­dancia.
5.5 Nos centra un tema
"El encuentro con Cristo vivo nos compromete a la conversión, comunión y solidaridad con todos"
El tema es la idea principal en torno a la cual se orienta toda una obra. Encontramos con Cristo, presente en las personas, en el tiempo y en el espacio de nuestra dióce­sis, es el asunto principal en torno al cual gira nuestro proceso de planeación.
5.6 Nos anima un Lema
"Del encuentro con Cristo vivo a la solidaridad y caridad con todos"
Un lema es el principio que pretende regular e. im­pulsar la conducta, el comportamiento, la convicción más profunda personal o grupal hacia un fin determinado.
5. 7 Deseamos seguir una Línea Pastoral
"Iglesia Misterio, Comunión y Misión"
La línea pastoral significa la dirección general ha­cia la cual se encaminan los esfuerzos y las acciones de la Iglesia, ya sea a nivel personal, grupal o comunitario.
5.8 Queremos desencadenar un proceso pastoral
El futuro plan deberá ser una serie de EVENTOS, realizados con una MÍSTICA, para consignarse en un DOCUMENTO.
El proceso pastoral, en este contexto, se refiere a la sucesión de etapas, lógicamente encadenadas, que nos permitan conseguir los objetivos que nos propongamos en nuestro proceso de planeación pastoral.
5.9.- Deseamos adoptar una Metodología
Salir al Encuentro de Jesucristo, Profundizar el en­cuentro y Proyectado en compromisos.
La metodología hace referencia al modo o manera de realizar las cosas. En este caso, el modo o método que se propone consta de tres momentos del "encuen­tro", ligados a tres misterios de nuestra fe: salir al en­cuentro Encarnación, profundizar el encuentro-Reden­ción y proyectar el encuentro-Pentecostés.
5.10 Contamos con una Clave Pastoral
Encuentro con Cristo vivo
La clave pastoral hace referencia a aquello que tie­ne importancia decisiva en la elaboración de nuestros proyectos pastorales.
6.- PARA DIALOGAR
¿Qué nos parece la conciencia que tenemos sobre nuestra Iglesia, al inicio de nuestro proceso de planeación pastoral?
7.- SI QUEREMOS ORAR CON LA BIBLIA
Lectura Bíblica: Juan 14,12 - 31
Jesús se marcha al Padre, pero, a la vez, se queda en­tre sus discípulos gracias al Don del Espíritu, que les irá enseñando y recordando todo lo que les dijo Jesús. Por el Espíritu, Jesús vive en sus discípulos y éstos en el.
TEMA 2
EL PROCESO DE PLANIFICACIÓN
1.- OBJETIVOS
* Recordar el camino recorrido en la elaboración de los tres planes de pastoral anteriores.
* Conocer algunos elementos que se deben tener en cuenta al inicio del proceso de planeación.
* Descubrir las actitudes y disposiciones que necesita­mos para empezar un proceso de planeación.
* Informar sobre el inicio de nuestro proceso hacia el IV Plan Diocesano de Pastoral.
2.- EL CAMINO RECORRIDO TRES VECES
En nuestro caminar diocesano, desde que optamos por una pastoral orgánica y planificada (1982), hemos aprendido un camino, al elaborar nuestros tres planes de pastoral anteriores.
El camino recorrido, con algunas variaciones de for­ma, ha seguido los pasos que continuación señalamos.
2.1 Elaboración del marco referencial
En este paso elaboramos el marco referencial que se compone de: Marco Histórico, Marco de la Realidad y Marco Doctrinal, tanto en su aspecto social (global ­Específico) como eclesial (Global - Específico).
2.2 Diagnóstico Pastoral
Después de elaborar el marco referencial, hacemos un diagnóstico pastoral, señalando los Hechos signifi­cativos, sus Indicadores, las causas, sus efectos, las ur­gencias y las líneas de acción.
2.3 Prioridades pastorales
En las prioridades pastoral es detectamos aquellos aspectos de la realidad o sectores de la población que consideramos claves para impulsar nuestro trabajo pas­toral.
2.4 Objetivos Pastorales
Luego elaboramos nuestro objetivo General y los
objetivos específicos para cada prioridad.
2.5 Criterios de Acción
Una vez elaborados el objetivo general y los especí­ficos, determinamos los criterios de acción que son de dos tipos: Políticas y Estrategias, las cuales nos ayudan a cumplir los objetivos.
2.6 Organización
Una vez determinados los criterios para realizar nues­tro trabajo, determinamos el tipo de organización que necesitamos para cumplir los objetivos que nos propu­simos. Se trata de determinar también los equipos de trabajo, su jerarquización y funcionamiento (Organigra­ma - Manual de funciones). De esto dependerá, en bue­na medida, la puesta en marcha del plan.
2.7 Programación
A continuación se elabora el Curso de acción y la programación, para cada nivel de Iglesia y para cada equipo de trabajo, fijando también el tiempo de vigen­cia del plan.
2.8 Evaluación
Finalmente se realiza la evaluación anual de cada programa y la evaluación general del Plan.
Este es el mismo camino que deseamos recorrer para la elaboración de nuestro IV Plan de Pastoral.
3.- EL INICIO DEL PROCESO
Al iniciar el proceso de planeación, es necesario rea­lizar algunas actividades que nos permitan arrancar con solidez el camino de la planeación.
3.1 Convocar los cristianos que ya participan en las tareas de la comunidad
El primer paso de la planificación es convocar, re­unir y motivar a todos los miembros de una comunidad determinada, que van a participar en el proceso.
Normalmente, además de los sacerdotes, en todas las comunidades hay un buen número de laicos que partici­pan en las tareas de la comunidad (catequistas, lectores, grupos, asociaciones, movimientos, limpieza, etc.).
En la diócesis también existen otros espacios o cau­ces en los cuales trabajan organizadamente un buen nú­mero de cristianos (Equipos y Consejos en todos los ni­veles de Iglesia, Religiosas y Religiosos).
Digamos que estos son los llamados a comenzar el proceso de planificación.
Podría damos la impresión de que somos muchos los cristianos que nos agrupamos en este apartado, pero irre­mediablemente hacemos la siguiente constatación: so­mos pocos, siempre los mismos y los mismos para todo.
Por eso es necesario implementar algunas acciones que nos permitan:
3.2 Asociar a otros cristianos, convocándolos en forma personalizada
Por un lado, todos los que participamos más activa­mente en las labores de la comunidad conocemos a mu­chos cristianos que, siendo practicantes, no participan en la toma de decisiones o en algún grupo apostólico. Aquí hay una buena oportunidad para involucrarlos en el proceso de planeación.
Por otro, es necesario saber transmitir con claridad y entusiasmo qué es lo que pretendemos hacer. Con todo, no es raro que, aunque logremos involucrar a otros más, el número seguirá siendo pequeño en comparación con el resto de los bautizados.
De ahí que también sea necesario pensar en algunas' estrategias para:
3.3 Informar constantemente al resto de la comunidad sobre cada uno de los pasos del proceso
La realidad nos enseña que el proceso lo inician los cristianos ya convencidos, intentando asociar a los más posibles.
Nunca debemos olvidar el resto de la comunidad. Primero porque la Iglesia no es solo cosa nuestra, sino de todos los bautizados. Y, segundo, porque hay muchas formas de participar (oración, ofrenda, sufrimientos, testimonio de vida, etc.).
Además, la comunidad de bautizados es la principal interlocutora de toda nuestra planificación. Si queremos que la reciban bien y no se opongan, lo mejor es que les informemos con paciencia y comprensión de todos los cambios que pensamos hacer.
4.- DISPOSICIONES QUE NECESITAMOS PARA EMPEZAR
La planificación pastoral tiene como objetivo final extender el Reino de Dios construyendo una Iglesia más capaz de evangelizar. Para esto necesitamos:
4.1 Asumir las actitudes del evangelizador
a) Convertirse al Evangelio. Reconocer la propia debilidad y aceptar el amor gratuito de Dios.
b) Vivir en comunión con Cristo. Esto para poder transparentarlo después a los demás.
c) Dejarse guiar por el Espíritu. Él es el alma de la Iglesia y el agente principal de la evangelización.
d) Tener conciencia de enviado. No somos nosotros quienes hemos tomado la iniciativa.
e) Vivir en comunión con la Iglesia. Porque a ella le ha confiado Cristo su misión.
f) Tener valentía profética. Fiándose de la fuerza y sabiduría de Dios, que superan todo obstáculo humano.
g) Amar a los hombres como Jesús los amó. El evan­gelizador es signo del amor de Dios en el mundo.
h) Tener esperanza en el tiempo que nos tocó vivir. El evangelizador acepta la gracia del tiempo presente, haciendo un discernimiento sobre los signos de los tiem­pos actuales.
4.2 Respetar las leyes del crecimiento del Reino de Dios
El Reino de Dios crece de acuerdo con un dinamis­mo establecido por él mismo. Así, pues, descubrimos las siguientes leyes del Reino de Dios:
a) Ley de la gratuidad. El Reino crece por su propia fuerza. Hay que confiar en que la semilla fructificará por sí sola a su tiempo. Basta sembrarla con valor, pa­ciencia y perseverancia (Cfr. Mc 4, 26-29).
b) Ley del recibimiento. La Palabra de Dios no da fruto automático, ya que depende también de la respuesta del hombre (Cfr. Mc 4, 19. 13-20).
c) Ley de la gradualidad. El Reino de Dios empieza siempre de forma sencilla y humilde. Sigue un ritmo oscuro, pero creciente de maduración, alcanzando unos resultadosiqesperados (Cfr. Mc 4, 30-32).
d) Ley de la contradicción. El Reino será juzgado por muchos como una locura, y por eso será llevado a la cruz. Sólo si es capaz de aceptar la crisis, la oposición y la muerte, brotará como una realidad nueva (Cfr. Jn 12, 23-28).
5.- INFORME SOBRE EL INICIO DE NUESTRO PROCESO HACIA EL IV PLAN
El 7 de junio del 2001, con motivo de la X Asamblea Diocesana de Pastoral, nuestro Señor Obispo nos con­vocaba de la siguiente manera:
"Con la esperanza puesta en el "Señor y dador de Vida" y. para cumplir con mi deber episcopal de impul­sar la pastoral de nuestra Diócesis de San Juan de los Lagos, por medio de esta Circular CONVOCO A LA CELEBRACIÓN DE LA X ASAMBLEA DIOCESANA DE PASTORAL.
"En esta asamblea pretendemos "Encontramos como Iglesia diocesana con Jesucristo vivo, presente en nues­tro proceso pastoral, para reavivar el espíritu de la Nue­va Evangelización ante los desafíos del tercer milenio".
"Para lograr este propósito, me dirijo en primer lu­gar a los sacerdotes, próvidos colaboradores del obis­po en esta delicada tarea. El ejercicio de su ministerio es clave para impulsar la evangelización en la base de nuestras comunidades.
"Convoco también a los representantes de las diver­sas comunidades de religiosas y religiosos que prestan sus servicios en nuestra Diócesis. La riqueza de sus carismas hace presente el viento nuevo del Espíritu que vivifica nuestra acción pastoral.
"Hago una especial invitación a los representantes laicos de nuestras comunidades, así como a quienes pres­tan algún servicio diocesano. Su protagonismo en la ta­rea evangelizadora ha hecho posible que el mensaje de salvación se encarne en el cimiento mismo de nuestras comunidades.
"Cada día nos convencemos más de que la acción pastoral planificada "es la respuesta específica, cons­ciente e intencional, a las necesidades de la evangeliza­ción" (DP 1307).
"Desde esta perspectiva, deseamos entrar en un nue­vo proceso de planeación pastoral, rescatando lo mejor de nuestro pasado, afrontando los desafíos del presente y proyectando, con ilusión y esperanza, nuestro futuro como Iglesia diocesana.
"Hagamos de nuestra asamblea un espacio para en­contramos con Jesucristo, de tal manera que Él mismo nos impulse a vivir una nueva etapa de nuestro proceso pastoral.
"Acudamos a las actitudes más profundas de nues­tro ser y quehacer pastoral, para remar "Con Cristo, mar adentro".
Fue así como se convocó a las personas más com­prometidas en el inicio del proceso.
En tomo a este acontecimiento se lanzó una campa­ña de oración con el propósito de informar sobre la rea­lización de la Asamblea y rogar por el éxito de la mis­ma.
6.- PARA DIALOGAR
1. - ¿Cuántos grupos, asociaciones y movimientos hay en nuestra parroquia?
2.- ¿Cuántas personas participan de forma activa en las distintas tareas pastorales? ¿Las hemos convocado a todas?
3. - ¿Qué porcentaje de práctica dominical hay en nuestra parroquia?
4.- ¿A qué otros cristianos podríamos convocar para involucrarlos en el proceso?
5.- ¿Cómo podemos informar a toda la comunidad parroquial de los distintos pasos que vayamos dando?
6.- ¿Qué actitudes del evangelizador nos faltan más a nosotros?
7.- ¿De qué ley del Reino de Dios solemos olvidar­nos con más frecuencia?
7.- SI QUEREMOS ORAR CON LA BIBLIA
1.- Lectura bíblica: Mc 9,38-40
Los primeros discípulos aprovecharon la llamada de Jesús para alimentar su ambición de poder. Como si la fuerza de Cristo fuera sólo para ellos. Jesús rechaza esta limitación de su acción. Puede actuar fuera del grupo de los discípulos. Éstos han de saber ponerse al servicio de su obra admitiendo a todos los que la realizan.
2.- Lectura bíblica: Mc 4, 1-20.26-34
Jesús compara el Reino de Dios, del cual la Iglesia es el germen y principio, con una pequeña semilla sem­brada por Dios, que crece por sí sola, pero que necesita también de una tierra adecuada.
TEMA 3
EL MARCO REFERENCIAL
1.- OBJETIVOS
* Conocer en qué consiste el Marco Referencial, des­cribiendo sus elementos constitutivos.
* Informar sobre el proceso de elaboración de nuestro Marco Referencial.
2.- QUÉ ES MARCO REFERENCIAL
Por Marco Referencial entendemos el conjunto de aspectos globales de la realidad social y eclesial que ca­racterizan la situación de una comunidad, en un momento determinado de su historia.
Se trata de la plataforma común desde la cual parti­mos para conseguir nuestros propósitos.
Tiene como finalidad establecer las necesidades de la Evangelización en nuestra diócesis.
Debe tener en cuenta: los datos realidad social y eclesial; considerar lo que piensa la comunidad; acudir a información verídica y actualizada, según los niveles de Iglesia (grupos, parroquia, decanato, diócesis).
3.- ELEMENTOS INTEGRANTES
El marco referencial se compone de tres elementos: el Marco Histórico, el Marco de la Realidad y el Marco Doctrinal
3.1 El Marco Histórico
Consiste en una visión pastoral retrospectiva de los acontecimientos históricos que consideramos importan­tes para nuestro pueblo, porque en ellos descubrimos una historia de salvación (Cfr. PDP, 13).
Para formulario es necesario recuperar nuestra me­moria histórica, acudiendo a las personas que ya han investigado y a nuestra propia experiencia personal.
Nos interesarán todos aquellos acontecimientos pa­sados que frenaron o impulsaron el crecimiento de la' sociedad y de la Iglesia.
Su elaboración supone un discernimiento serio para interpretar, a las luz del Evangelio, los acontecimientos del pasado y su influencia en el presente.
3.2 El Marco de Realidad
Es la visión objetiva, analítica, global y pastoral de nuestra realidad social y eclesial, expresada en sus he­chos significativos.
Se trata, pues, de conocer y comprender el mundo en que vivimos y al que deseamos evangelizar. Para lograr­lo nos planteamos dos cuestiones:
a) ¿Con qué características debe un cristiano mirar y comprender el mundo?
El cristiano mira al mundo como el escenario donde se está realizando el Plan de Dios sobre el hombre. Por eso debemos mirar al mundo con tres actitudes:
Una mirada de fe. El cristiano no se queda con la frialdad de los datos sociológicos, sino que los interpre­ta a la luz de la fe para descubrir en ellos presencia o ausencia de Dios (Cfr. GS 4.11).
Una mirada de esperanza. Aunque descubrimos la realidad del pecado, tenemos la esperanza de que Cristo resucitado, con la fuerza de su Espíritu, obrará en el co­razón de cada hombre alentando y purificando sus aspi­raciones más nobles.
Una mirada de amor. Cristo, que dio la vida por sus ovejas, busca con amor a la oveja perdida. Con el mis­mo amor nos acercamos a cada hombre, no para conde­narlo, sino para comunicarle la Buena Nueva de salva­ción y para servir a Cristo en él.
b) ¿Qué método debemos emplear para analizar la realidad?
La manera de realizar esta tarea debe considerar, al menos, los tres pasos siguientes:
Identificar los aspectos que queremos conocer. No todos los aspectos son igualmente importantes en todos los tiempos ni en todos los lugares y circunstancias. Por eso es necesario determinar los que consideramos im­portantes.
Normalmente se tienen en cuenta los aspectos que abarcan o explican con más amplitud y profundidad la situación de los seres humanos.
Estos aspectos suelen ser: el aspecto religioso (Ser), el aspecto económico (Tener), el aspecto político (Poder) y el aspecto cultural (Saber).
Conseguir la información. Para lograr esto se pue­den seguir tres caminos:
- Contratar una persona o empresa que haga una in­vestigación científica. (Lo hace con rigor científico, pero no siempre involucra a la comunidad) (Información de segunda mano)
- Reflexión de personas y grupos. (Se tiene una in­formación directa, concreta y motivadora, pero corre el riesgo de no ser riguroso y objetivo). (Información de primera mano).
- Reflexión en grupo apoyada en estudios científi­cos. (Este método trata de aprovechar las ventajas de los dos anteriores. Se comparan los estudios científicos con los datos de primera mano).
Registrar la información. Esta es una tarea indis­pensable para ordenar los datos de la realidad social y eclesial que hemos investigado. Así podremos procesar esta información para las etapas siguientes.
3.3 El Marco Doctrinal
Es el conjunto de principios doctrinales que identifi­can al grupo o comunidad.
Estos principios expresan los valores que iluminan, orientan, apoyan y sustentan la acción pastoral de una comunidad, proyectando' lo que esta quiere ser.
Para elaborar el Marco Doctrinal debemos realizar al menos, las siguientes operaciones:
a) Interpretar la realidad a la luz de la fe
Esta operación es muy importante en nuestro proce­so. La Iglesia lo describe así: "El pueblo de Dios, movi­do por la fe... procura discernir en los acontecimientos, exigencias y deseos, de los cuales participa juntamente con sus contemporáneos, los signos verdaderos de la presencia o de los planes de Dios" (GS 11).
Se trata de releer todos los datos de la realidad social y eclesial, con el fin de descubrir en ellos los aspectos que están en consonancia con el proyecto de Dios (posi­tivos) y los aspectos que contrastan con ese proyecto (negativos). De ahí que necesitemos de otro paso:
b) Conocer el designio de Dios sobre la Iglesia
El marco doctrinal busca señalar un futuro deseable, asumiendo las interpelaciones de la realidad como un llamado del Señor a transformarla.
Si la meta final de la planificación es extender el Reino de Dios, haciendo que la Iglesia sea fiel a la mi­sión que Cristo le confió, no tenemos más remedio que conocer cuál es la Iglesia que Cristo quiere.
Para lograr este propósito es necesario estudiar la Sagrada Escritura, el Magisterio de la Iglesia y la expe­riencia de la misma comunidad. En estas tres fuentes se encuentran los principios doctrinales que nos ayudarán a iluminar y orientar nuestra acción pastoral.
Los valores y convicciones que surjan de la reflexión sobre la Sagrada Escritura, el Magisterio de la Iglesia y la Experiencia comunitaria, serán las características de la Iglesia que queremos construir.
Esto nos permitirá delinear también el perfil de las manifestaciones que la Iglesia tenga a nivel universal diocesano, decanal y parroquial.
4.-INFORME SOBRE LA ELABORACIÓN DE NUESTRO MARCO REFERENCIAL
4.1 Se definen los aspectos sociales a investigar
A partir de la X Asamblea Diocesana de pastoral, se va formando el consenso de que los aspectos a investi­gar se tomen del Informe Global del CELAM (9 mega tendencias, añadiendo los Adolescentes y Jóvenes).
4.2 Integración de equipos y elaboración de materiales
Se integran los equipos de Marco Histórico (P. Juan Carlos González), Marco de la Realidad (Sr. Cura Juan Martín González) y Marco Doctrinal (P. Javier Rodríguez)
Los coordinadores de cada marco, con sus respectivos equipos, elaboran 29 temas, inspirados en los 10 aspectos seleccionados (Cfr. Boletín N° 233).
En cada tema se ofrecen: elementos para reflexionar sobre los tres marcos; citas bíblicas y del magisterio alu­sivas a cada tema, subsidios para la oración y un espa­cio para recabar y registrar la información obtenida.
4.3 Reflexión de los temas en las comunidades
A partir de octubre de 2001, se estuvieron reflexio­nando los 29 temas en las comunidades.
En junio de 2002 se realizó un control pastoral sobre el desempeño de esta tarea. Así nos dimos cuenta que la mayoría de los decanatos (9) han reflexionado entre 11 y 29 temas, mientras que solo un decanato señala que no han reflexionado más de 4 temas.
4.4 ¿Qué nos falta por hacer?
- Que todas las comunidades reflexionen los 29 te­mas, recabando y registrando la información correspon­diente.
- Definir los aspectos de la realidad eclesial que de­seamos investigar, integrando los equipos de trabajo, elaborando los materiales de reflexión, reflexionando en las comunidades y recabando la información respec­tiva.
- Realizar una asamblea parroquial para ordenar y analizar los resultados obtenidos de la realidad social y eclesial de la parroquia.
- Realizar una asamblea decanal para ordenar y ana­lizar los resultados obtenidos de la realidad social y eclesial del decanato.
- Elaborar una primera redacción del Marco referencial a nivel diocesano.
- Integrar las eventuales correcciones y modificacio­nes que se le hagan.
- Presentar la redacción final del Marco Referencial.
5.- PARA DIALOGAR
1.- ¿Qué aspectos de la vida de nuestra Iglesia diocesana conviene revisar para elaborar nuestro mar­co eclesial?
6.- SI QUEREMOS ORAR CON LA BIBLIA
1.- Lectura bíblica: Juan 3, 13 - 21
El mundo es el interlocutor del designio salvador de Dios. Pero la salvación ha de ser aceptada libremente por los hombres. Unos obran la verdad y se acercan a la luz y otros obran el mal y aborrecen la luz.
2.- Lectura bíblica: Hechos 2, 42 - 47
Lucas presenta un cuadro idealizado de la primitiva comunidad, que sirve de modelo para la Iglesia en todo tiempo y lugar. Es una comunidad que tiene una gran cohesión interior y una gran fuerza expansiva. Y se ex­plican cuáles son las fuentes de esta perfección, las gran­des acciones que construyen la Iglesia.
Notas personales: (cuadro)
TEMA 4
EL DIAGNÓSTICO, LAS PRIORIDADES Y LOS OBJETIVOS PASTORALES
1.- OBJETIVOS
* Conocer la naturaleza del diagnóstico pastoral, des­cribiendo sus elementos constitutivos.
* Conocer la naturaleza de las prioridades pastoral es, ubicándolas en la dinámica de la planificación.
* Descubrir la función de los objetivos pastorales, co­nociendo los elementos para su elaboración.
2.- EL DIAGNÓSTICO
"Diagnóstico" es un término que proviene del griego OlA (a través) y GNOSIS (conocer), es un "conocer a través de" un "conocer por medio de".
En ciencias sociales el término diagnóstico tiene un sentido similar al que de ordinario se le da en medicina: averiguación del estado de salud de una persona y, en caso de enfermedad, la determinación de las causas de la enfermedad y de las necesidades más urgentes de cu­ración.
3.- EL DIAGNÓSTICO PASTORAL
Cuando aplicamos el concepto de diagnóstico a nues­tro trabajo pastoral, en el fondo queremos determinar los siguientes elementos:
3.1 Los hechos significativos
Nos referimos a los acontecimientos, personas y cir­cunstancias, que están frenando o impulsando nuestra acción pastoral. Por tanto, estos hechos pueden ser po­sitivos o negativos.
Esto nos permite identificar los problemas, las resis­tencias o los apoyos y dinamismos con los que cuenta o a los que se enfrenta nuestra acción pastoral.
Para realizar esta operación es necesario conocer muy bien la realidad, para hacer un diagnóstico acertado.
3.2 Los indicadores
Los indicadores se refieren a las manifestaciones que los hechos significativos tienen en la realidad pastoral.
Normalmente se determina una enfermedad en base a los síntomas que ésta manifiesta. Del mismo modo, los hechos significativos en la pastoral, se determinan por los síntomas que manifiestan al frenar o impulsar nuestra acción pastoral.
3.3 Las causas
Se trata de identificar las causas que provocan estos hechos. Las causas pueden ser varios tipos, según el ni­vel de profundidad al que deseamos llegar:
- Causas sociológicas. Son las más fáciles de detec­tar porque aparecen más superficialmente.
- Causas ético-morales. Este tipo de causas son más profundas y, por tanto, más difíciles de detectar. Se re­fieren a los valores y convicciones más profundas de los hombres que empujan a comportarse de una determina­da manera. Para detectarlas se requiere una reflexión también más profunda, tratando de conocer mejor la naturaleza de los hechos en cuestión.
- Causas evangélicas. Como cristianos estamos lla­mados a examinar también nuestra coherencia o incohe­rencia con el Evangelio. Este sería el nivel más profun­do de nuestro análisis, donde se encuentra la raíz de lo que frena o impulsa nuestro trabajo pastoral.
3.4 Las tendencias
Nos referimos a la fuerza con la que una persona, hecho o acontecimiento, por su misma naturaleza y di­namismo, hacen que se inclina hacia una determinada dirección.
De este modo podemos imaginar escenarios, conse­cuencias e implicaciones que pueden suceder si no se interviene en el curso de los acontecimientos.
Los hechos significativos que identificamos en el diagnóstico pastoral, pueden tener un futuro feliz o ne­fasto si no tomamos las medidas pertinentes para evitar males mayores.
En la dinámica de la planeación pastoral, determinar las tendencias es señalar los posibles escenarios a don­de podríamos llegar si no intervenimos en el proceso.
3.5 Las ideas fuerza
El diagnóstico no sólo indica el estado actual de un paciente, sino que también tiene una idea clara de la situación ideal en la que debe estar.
Por eso, el diagnóstico pastoral no sólo detecta los hechos que frenan o impulsan el trabajo, sino también está llamado a indicar cuáles deberían ser los resultados ideales de nuestras tareas pastorales.
Esto se logra señalando aquellas ideas que, inspira­das en el marco doctrinal, nos dicen cuál es el futuro que deseamos alcanzar a través de nuestra pastoral.
3.6 Las urgencias
Una vez detectadas las tendencias de los hechos sig­nificativos, podemos determinar también cuáles son aquellos hechos en los que debemos intervenir con ma­yor urgencia.
Es posible que lleguemos a la conclusión de que todo es urgente. Sin embargo, examinando bien el conjunto de necesidades descubrimos que algunas son más ur­gentes que otras por las consecuencias que pudieran te­ner en el futuro.
Este discernimiento nos ayuda a jerarquizar las ur­gencias de nuestro trabajo pastoral.
3.7 Las líneas de acción
Jerarquizadas las urgencias, es muy conveniente se­ñalar también las posibles acciones que se pueden implementar para dirigir nuestro trabajo pastoral hacia la situación futura deseable. A eso le llamamos líneas de acción.
4.- LAS PRIORIDADES PASTORALES
Llamamos "Prioridad" a la orientación radical de las personas y comunidades, asumida consciente y libremen­te, que abarca y enfoca el conjunto del trabajo pastoral.
También se les suele llamar "líneas pastorales priori­tarias" u "Opciones pastorales", en cuanto que se trata de elecciones comunitarias de una realidad concreta para descubrir la respuesta pastoral evangélica adecuada, se­gún el proyecto eclesial (Cfr. PDP, 370).
Nuestros obispos latinoamericanos expresan la ne­cesidad de elegir ciertas opciones que impulsen un tra­bajo pastoral, para que éste responda a las necesidades detectadas: "Las opciones pastorales son el proceso de elección que mediante la ponderación y el análisis de las realidades positivas y negativas, vistas a la luz del Evangelio, permiten escoger y descubrir la respuesta pastoral a los desafios puestos a la evangelización" (DP, 1299; Cfr. POP, 368).
Las prioridades pastorales no son "exclusividades", sino trampolín para llegar a todos los ámbitos de nues­tra acción pastoral.
Por tanto, las prioridades se pueden referir a un sec­tor de la población (jóvenes, padres de familia, aleja­dos, etc.), o a un fenómeno en particular (drogadicción).
5.- LOS OBJETIVOS PASTORALES
Vamos a dar algunas definiciones de lo que es un objetivo pastoral. Empezamos por esta:
5.1 Un objetivo pastoral es una mata que se quiere alcanzar
Se trata de un paso hacia adelante en el crecimiento de la Iglesia y de una comunidad concreta.
Pero no toda meta es un objetivo pastoral. Nosotros sabemos que la meta última es el Reino de Dios. sin embargo, esta meta final necesita toda una orquestación de pasos intermedios.
En la planeación pastoral reservamos el término de objetivo para designar las metas intermedias que se si­túan en el orden operativo y que nos ayudan a conseguir la meta final. Esto nos lleva a la segunda definición, que concreta y aclara la primera:
5.2 Un objetivo pastoral es una meta intermedia y transitoria que señala un quehacer en un tiempo determinado
Se refiere, pues, a un medio para conseguir un fin. Es un quehacer concreto que debe lograrse en un tiem­po determinado.
Pero la Iglesia es' una realidad visible e invisible al mismo tiempo. Lo visible es la manifestación de las rea­lidades última que, por ahora son invisibles.
En este sentido decimos que los objetivos pastorales se sitúan en el área visible de la Iglesia. Son quehaceres humanos realizados en el tiempo y en el espacio y que deben ser verificados y evaluados.
El Espíritu Santo se servirá de estas acciones huma­nas para construir la Iglesia como Cuerpo de Cristo, con­virtiéndolas en medios eficaces de salvación. Así con­cluimos con esta tercera definición:
5.3 Un objetivo pastoral es una meta visible y evaluable
Todo lo anterior lo podemos ilustrar con el siguiente ejemplo: El proyecto de Iglesia nos señala que debemos fortalecer y profundizar la fe del pueblo cristiano.
Pero la fe no es visible y, además ¿cómo se fortalece y profundiza esa fe?
Necesitamos entonces descender al orden de los me­dios humanos que quiere Dios que pongamos para au­mentar nuestra fe.
Y es aquí donde entran en juego los objetivos pastorales (poner en marcha un servicio de catequesis para adultos, crear una escuela de catequistas, organizar un grupo de oración, etc.). Todos estos objetivos sí son visibles y evaluables.
6.- CARACTERÍSTICAS DE LOS OBJETIVOS PASTORALES
Con frecuencia es tan grande el ideal que nos propo­nemos y son tantos los desafíos y las necesidades de la Iglesia, que nos desalienta vemos desbordados por el abismo que existe entre lo que somos y lo que queremos ser. Es entonces cuando necesitamos que los objetivos pastoral es tengan las siguientes características:
a) Pocos. No podemos ocupamos de muchas cosas al mismo tiempo.
b) Claros. De una formulación sencilla y compren­sible para que los entendamos todos.
e) Realistas. Que se ajusten a la realidad de los interlocutores y a la capacidad de nuestra comunidad.
d) Significativos. Seleccionar los que parecen más urgentes, necesarios e importantes, sobre todo aquellos que tienen un efecto multiplicador.
e) Evaluables. Que al final del período previsto po­damos analizar con toda exactitud si los cumplimos o en que grado los hemos alcanzado.
7.- TIPOLOGÍA DE OBJETIVOS PASTORALES
En nuestra experiencia diocesana hemos usado una tipología básica para clasificar los objetivos:
Le llamamos Objetivo general al ideal de sociedad, de hombre, de Iglesia hacia el cual se dirige la acción pastoral. Es el enfoque general que se le quiere dar a todo el plan. Se inspira en el marco doctrinal.
Y llamamos Objetivos específicos a las respuesta es­pecíficas, conscientes e intencionales que se dan a las urgencias pastoral es. Son los caminos que ayudan a lo­grar el objetivo general.
En concreto, los objetivos específicos se refieren a las acciones que se proyectan desde los diversos equi­pos de trabajo que impulsarán el plan global.
8.- HACIA LA ELABORACIÓN DEL IV PLAN
Para realizar las etapas consideradas en este tema (diagnóstico, prioridades y objetivos), estamos conside­rando lo siguiente:
a) Terminar de elaborar nuestro marco referencial. Esto supone tener la redacción final del Marco histórico, del Marco de la Realidad y del Marco Doctrinal.
b) Retomar el Marco Referencial para hacer el Diagnóstico Pastoral. Se trata de identificar los hechos significativos, sus indicadores, causas, tendencias, ur­gencias y líneas de acción. Esto lo pensamos hacer, pri­mero, a nivel parroquial, luego a nivel decanal y diocesano.
c) Definir las Prioridades Pastorales. Este ejerci­cio lo pensamos hacer, primero, a nivel parroquial, lue­go decanal y diocesano.
d) Definir los Objetivos Pastorales. Cada parroquia aporta elementos para un objetivo general o diocesano. Se hace un discernimiento a nivel decanal y, con los ele­mentos aportados, se formula el objetivo general del plan. A partir del objetivo general, se formulan los objetivos específicos.
9.- PARA DIALOGAR
1.- ¿Qué relación deberían guardar entre sí los obje­tivos que se formulan en los grupos, en las parroquias, en el decanato y en la diócesis?
10.- SI QUEREMOS ORAR CON LA BIBLIA
Lectura bíblica: 1 Corintios 9, 24 - 27
Pablo compara el crecimiento cristiano a una carrera en la que los atletas luchan por alcanzar la meta. Ponde­ra la seriedad del plan con que el atleta se prepara para poder conseguir un premio humano. ¿Cuánto más com­prometedor y serio debe ser el plan de los que pretende­mos alcanzar la meta definitiva de la vida?
TEMA 5
LOS CRITERIOS, LA ORGANIZACIÓN, LA PROGRAMACIÓN Y LA EVALUACIÓN
1.- OBJETIVOS
* Conocer la naturaleza de los criterios de acción, des­cribiendo lo que son las políticas y las estrategias.
* Descubrir la importancia de la organización, descri­biendo en qué consiste el organigrama y el manual de funciones.
* Saber cómo se formula un programa, señalando sus elementos constitutivos.
* Descubrir la importancia de la evaluación, señalan­ do su necesidad y objeto en la planificación.
1.- CRITERIOS PASTORALES
Son normas, reglas para juzgar, para discernir, para realizar adecuadamente una actividad.
Es la filosofía de la acción o la espiritualidad de un estilo de trabajo. Contiene las motivaciones, los valo­res, las líneas de pensamiento, las normas de juicio que, por acuerdo del grupo rigen la acción pastoral, animan­do con su mística acciones y equipos (Cfr. PDP, 390).
Supone un discernimiento, un juicio, una opción res­pecto a la norma general de actuar.
En planeación pastoral existen dos tipos de criterios de acción: las políticas y estrategias.
1.1 Las Políticas
Son líneas generales de acción, principios orientadores, actitudes básicas que asumen como nece­saria para desarrollar un plan de acción, para alcanzar efectivamente un plan propuesto.
Algunos definen las políticas como un sustituto del sentido común. En administración se entienden como un tipo de decisiones programadas. En el fondo se trata de guías para pensar, que permiten a las personas usar su buen juicio en las situaciones en que se encuentren.
Las políticas se pueden a distintos aspectos:
- Aspectos sociales, teológicos o pastorales (Ej. Apro­vechar los recursos de la propia comunidad. Vivir el com­promiso bautismal. Impulsar la participación de todos los miembros de la comunidad).
- Aspectos metodológicos (Ej. Potenciar las organi­zaciones de base).
- Formas de organización (Ej. Prestar los servicios desde las parroquias).
- Manejo de recursos (Ej. Analizar previamente los costos de los proyectos).
- Relaciones con otros organismos sociales y pastorales (Ej: Realizar algunas metas en común).
Todas tienen un factor común: se inspiran o encar­nan en un valor o idea del marco doctrinal. Se formulan normalmente con un verbo en infinitivo.
1.2 Las Estrategias
Son formas de acción que se asumen y promueven para apoyar o para concretar una determinada política.
Tienen su origen en el marco de la realidad.
Son alternativas para aplicar una política en distin­tos ambientes y circunstancias.
Por eso se inspiran en el marco de la realidad y, más concretamente, en las líneas de acción propuestas en el diagnóstico pastoral. Se formulan normalmente con un verbo en gerundio.
2.- LA ORGANIZACIÓN
En nuestro contexto pastoral entendemos por orga­nización la disposición, según un orden y una jerarquía, de todos los elementos que intervienen en una acción, para lograr satisfactoriamente sus propósitos.
En la planeación pastoral, una vez determinados los objetivos (qué queremos hacer) y los criterios (qué re­gias debemos observar), es necesario organizarse de tal manera que podamos cumplir nuestros propósitos.
Esto se logra determinando dos instrumentos muy necesarios en cualquier organización: el organigrama y el manual de funciones.
2.1 El Organigrama
Es el gráfico que expresa la estructura organizativa de la acción pastoral, y la coordinación de diversos as­pectos y tareas.
Más concretamente, en un organigrama podemos observar los siguientes elementos:
a) Los distintos actores que intervienen para el cumplimiento de los objetivos. Aquí nos preguntaremos cuáles personas y equipos de trabajo necesitamos para cumplir los objetivos propuestos.
b) Los niveles jerárquicos de responsabilidad. Des­de los grupos parroquiales hasta el Obispo. Tradicional­mente consideramos tres niveles: Diocesano, Decanal y Parroquial.
c) El grado de interdependencia que guardan los distintos actores entre sí. Gráficamente se observa quién depende de quién y, por tanto, a quién deberá ren­dir cuentas. .
2.2 El Manual de Funciones
Consiste en la descripción detallada del quehacer de cada organismo o persona en la acción pastoral.
Cada una de las personas y los equipos que desem­peñan un servició diocesano, encuentra en el manual de funciones su identidad, sus integrantes y sus funciones.
3.- LA PROGRAMACIÓN
La programación es el conjunto de acciones que per­miten organizar, orientar y proyectar las actividades pastorales por un tiempo determinado.
Este es el momento de concretar los objetivos espe­cíficos que nos ayudarán a conseguir el objetivo gene­ral. Es aquí donde se aplican las políticas y las estrate­gias elaboradas para el objetivo general y los objetivos específicos.
Este también es el momento de fijar el tiempo que necesitamos para cumplir los objetivos y, por tanto, de fijar la vigencia del Plan de Pastoral.
Para llevar a cabo esta tarea recurrimos a dos instru­mentos muy necesarios para la programación: el curso de acción y la programación anual.
3.1 El Curso de Acción
Se trata de una mirada de conjunto sobre el proceso que seguirá el plan año con año, a partir de unas necesi­dades sentidas, para llegar a un futuro deseable, siguien­do determinadas líneas prácticas.
Normalmente el curso de acción tiene en cuenta cua­tro etapas:
a) Etapa de motivación. Se trata de sensibilizar y detectar a las personas que tienen interés y aptitudes para trabajar en función de los objetivos previstos. Ellos se­rán los sujetos o actores principales del desarrollo del plan diocesano.
b) Etapa de formación. Una vez detectados los su­jetos o actores del trabajo, es necesario capacitarlos para que puedan desempeñar bien su labor. Supone un cono­cimiento claro del proceso de planeación en sus conte­nidos y metodología.
c) Etapa de puesta en marcha. Esto implica una información adecuada a la comunidad, como principal interlocutora de nuestra acción. Además, será necesario contar los recursos humanos y materiales para ejecutar las actividades previstas.
d) Etapa de evaluación. A lo largo de todo el proce­so es necesario evaluar cada etapa y hacer una evalua­ción final.
Será necesario también determinar el tiempo que dedicaremos a cada etapa de este curso de acción.
3.2 La Programación Anual
Según aparezca en el organigrama, cada persona y/o equipo de trabajo, teniendo en cuenta el curso de acción general, elabora su propio curso de acción de acuerdo al campo pastoral donde trabajará.
Esto requiere hacer tres operaciones:
a) Diseñar el Programa estableciendo la situación actual y la situación deseada sobre un aspecto determi­nado de la tarea pastoral que desempeña.
b) Redactar el Programa poniendo por escrito el ob­jetivo del programa, sus metas, actividades, fechas, lu­gares, recursos y control de cada una de ellas.
c) Presupuestar el Programa señalando la cantidad de recursos económicos que se asignará o que necesita­rá para Ilevarlo a cabo.
4.- EVALUACIÓN
En general entendemos por evaluación la compara­ción de los resultados obtenidos al final de un proceso, los las expectativas que se generaron al inicio del proce­so en cuestión.
4.1 ¿Por qué hemos de evaluar?
La Iglesia está convencida de que "encierra en su propio seno a pecadores y, siendo al mismo tiempo san­ta y necesitada de purificación, avanza continuamente por la senda de la penitencia y de la renovación" (Lumen Gentium 8).
Si esta es la conciencia que la Iglesia tiene de sí mis­ma, la evaluación es la aplicación de esta necesidad de conversión al terreno de la acción pastoral. Por eso debe apoyarse en las siguientes actitudes básicas:
a) Un profundo amor a la verdad por encima de conveniencias, subjetivismos e instalaciones cómodas.
b) Un deseo de buscar el Plan de Dios sobre la pro­pia vida y la vida de la Iglesia.
c) Una gran confianza en Jesucristo que es nuestro único apoyo y esperanza que nos hace superar los mie­dos y poner en tela de juicio lo que nosotros pensamos, proyectamos o hacemos.
En la práctica, la evaluación resulta necesaria por­que nos permite varias cosas:
- Podemos reajustar el plan escrito a la realidad, impidiéndonos convertir los medios en fines.
- Podemos enriquecer el proyecto inicial con la ex­periencia de la vida cristiana donde Dios también se manifiesta y nos habla.
- Podemos integramos mejor en el proceso y com­prometemos más con la comunidad.
- Podemos verificar si las acciones previstas van conduciendo al logro de los objetivos.
- Podemos constatar si todos los actores han enten­dido bien los objetivos y las acciones.
- Podemos descubrir las reacciones de los interlocutores a quienes servimos.
4.2 ¿Qué debemos evaluar?
La evaluación tiene tres vertientes:
a) Evaluar los programas atendiendo al objetivo, su justificación, las acciones, los sujetos, los destinata­rios o interlocutores, el calendario y los medios utiliza­dos para lIevarlo a cabo.
b) Evaluar el Plan preguntándonos sobre la reali­dad humana en la que se está llevando a cabo, sobre la situación y posibilidades de cada comunidad, sobre los objetivos generales y específicos del plan, sobre sus eta­pas y resultados.
c) Evaluar el proyecto de Iglesia preguntándonos si estamos construyendo nuestras comunidades como lo pensamos en el marco doctrinal, si todos los aspectos han sido debidamente iluminados, si ya somos mejores cristianos.
4.3 ¿Cuándo debemos evaluar?
Si fuimos cuidadosos en determinar las etapas de rea­lización del plan, se recomienda hacer una evaluación a la mitad de cada etapa, otra al final de cada etapa, una tercer al final del curso de acción y la última al final del tiempo de vigencia del Plan.
En la práctica, el proceso hacia la elaboración de nuestro IV Plan Diocesano de Pastoral, trataremos de llevarlo a cabo haciendo un discernimiento en cada una de las etapas para descubrir los mejores caminos que nos conduzcan a lograr nuestros propósitos.
5.- PARA DIALOGAR
¿Cómo podríamos hacer que cada una de las etapas de nuestra planificación pastoral cumpliera su propó­sito adecuadamente?
6.- SI QUEREMOS ORAR CON LA BIBLIA
1.- Lectura bíblica: 2 Corintios 9, 1 - 9
Pablo se ha propuesto el objetivo de organizar una colecta en todas las Iglesia fundadas por él, en favor de la Iglesia madre de Jerusalén. Con ello no solamente intenta ayudar económicamente a los que tienen menos, sino también a reforzar la comunión entre las Iglesias a través de la comunicación de bienes. Para conseguir este objetivo, el apóstol recorre varias etapas: explica oral­mente el sentido de la colecta a las comunidades, vuelve a insistir sobre ello en sus cartas, envía a unos compañe­ros para que la preparen en forma inmediata y busca a unos delegados de las Iglesias para que se hagan cargo del dinero recogido, a fin de evitar desconfianzas. He aquí un ejemplo de proceso bien pensado y realizado.
2.- Lectura bíblica: Filipenses 3,8 - 14
Pablo tiene clara su meta: identificarse con Cristo. Y a ella aspira con todas sus fuerzas. Pero confiesa con humildad que aún no la ha alcanzado plenamente. Por eso entiende que toda su vida es una carrera en pos del premio. Cristo ya alcanzó a Pablo, ahora toca a Pablo correr para alcanzar a Cristo.
3.- Lectura bíblica: Efesios 1, 3 - 10
Hemos aprendido a trabajar en un plan. Pero este plan no es nuestro, sino que forma parte de un designio mis­terioso que nos envuelve: el plan de Dios sobre el mun­do y sobre cada uno de nosotros. Al caer en la cuenta del derroche de amor que Dios gasta con nosotros, no podemos más que aclamar con el Apóstol: "Bendito seas, Señor".

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