martes, 27 de mayo de 2008

PREPARACION DEL AUXILIAR

Preparación del Auxiliar
1. Preparación Integral
2. Preparación Humana
3. Preparación Espiritual.
4. Preparación Pastoral.
5. Preparación Técnico Doctrinal
6. El Equipo de la Jornada
"La imagen evangélica de la vid y los sarmientos nos revela otro aspecto fundamental de la vida y de la misión de los fieles laicos: La llamada a crecer, a madurar continuamente, a dar siempre más fruto" (C.L. 57).
Dios nos llama a la Santidad y nos envía como predicadores de la Buena Nueva, pero también nos capacita para vivir este llamado. Los Auxiliares del MJVC hemos decidido responder al llamado de Dios, pero es necesario que exista una preparación. Toda acción de la Pastoral Juvenil debe tener un objetivo formativo hacia sus agentes: los jóvenes. La Pastoral juvenil en la línea de la evangelización debe ser un verdadero proceso de educación en la fe que lleve a la propia conversión y a un compromiso evangelizador.
Para que nuestra labor evangelizadora alcance su plena eficacia, necesitamos que los Auxiliares de cada una de las escuelas tengan una formación multiforme y completa. Es necesario un continuo progreso espiritual y doctrinal del Auxiliar, así como también una preparación de acuerdo a las diversas circunstancias, personas y deberes, a los que tiene que dirigir su actividad.
Esta preparación tiene tres aspectos: la información, la formación y la revelación. En efecto, no basta con tener muchos datos, o adquirir técnicas pedagógicas: es necesaria también una relación personal con Jesús en la oración, como un discípulo que se sienta a los pies de su Maestro. Es necesario preparar a los Auxiliares como Jesús personalmente preparó a sus discípulos; nuestros hermanos de Jornadas deben recibir una preparación que abarque a toda su persona, en cada uno de los aspectos de la misma, y que no sea solo teoría, es decir, que la información obtenida, se aplique a la vida cotidiana. El Auxiliar de Jornadas tiene derecho a recibir una formación integral.
Necesidad de una preparación integral
La vocación y misión que el joven Auxiliar tiene que vivir, surge de la unión íntima con Jesucristo, que lo invita a dar fruto por la acción de la Santísima Trinidad. “Yo soy la vid verdadera, y mi Padre el viñador. Todo sarmiento que en mi no da fruto, lo corta, y todo el que da fruto, lo poda para que dé más fruto " (Jn 15, 1-2)
Es pues la acción de Dios la que nos capacita o dicho de otra manera nos forma. Dios ha llamado a cada uno de los hombres, y este encuentro con Él, interpela a la persona, la cual libremente decide el aceptar este llamado, que la conducirá a una vida de continua formación, a una vida de continuo crecimiento; pero puede también decir no. Esta es una respuesta personal que necesariamente involucra toda nuestra VIDA.
"En este diálogo entre Dios que llama y la persona interpelada en su responsabilidad se sitúa la posibilidad -es más, la necesidad- de una formación integral y permanente de los fieles laicos" (C.L. 57).
Entendemos una Formación integral, como el proceso continuo por el cual la persona va madurando en su Fe, Esperanza y Caridad, y cada día se va transformando en la persona de Cristo: " ya no soy Yo, sino Cristo en que vive en mí" , según la voluntad del Padre, con la guía del Espíritu Santo. (cfr. C.L. 57).
Dicha formación que el Auxiliar, como discípulo de Jesús que es, necesita, tiene como objetivo fundamental" el descubrimiento cada vez más claro de la propia vocación y la disponibilidad siempre mayor para vivirla en el cumplimiento de la propia vocación" (C.L. 58).
"Dios me llama y me envía...Esta vocación y misión personal define la dignidad y la responsabilidad de cada fiel laico y constituye el punto de apoyo de toda la obra formativa, ordenada al reconocimiento gozoso y agradecido de tal dignidad y al desempeño fiel y generoso de tal responsabilidad." (C.L. 58).
Es Dios quien en su llamado quiere que vivamos su propia vida divina, hacernos sus hijos adoptivos, hermanos de Cristo y templos del Espíritu Santo; en una palabra ser santos. Esta es la voluntad de Dios, que se va revelando a través del desarrollo de nuestra vida, de sus diversos acontecimientos y de manera gradual día a día.
En el desempeño y fidelidad a la propia vocación y misión, cada uno vivimos momentos en los cuales necesitamos precisar con mucha claridad la voluntad de Dios. Avanzamos entonces con paso firme hacia nuestra transfiguración en la persona de Cristo. Otras veces, en cambio, parece que no caminamos; no avanzamos nada.; y sin embargo, todos estamos llamados a hacer realidad. cada quien en su situación bien concreta, la voluntad de Dios.
Nosotros, los Auxiliares del MJVC, gozamos de una época privilegiada en nuestra vida para comenzar y hacer crecer nuestro proceso de formación, y dejar ver la voluntad del Padre en nuestra existencia, siendo fieles al llamado de la santidad, viviendo de acuerdo a los criterios de Jesús las diversas situaciones personales, sociales e históricas en las que nos toca desarrollar nuestro existir.
La formación integral no consiste únicamente en llenarse de conocimientos y saber cual es la voluntad de Dios. Se trata sobre todo, de hacer vida esta voluntad, de realizar lo que Dios quiere que hagamos de nuestra existencia, y de hacer nuestra la indicación que nos diera la Virgen María:" Hagan lo que Él les diga" (Jn 2, 5).sin olvidar que ese "Él" es Jesús. Es más, en los momentos difíciles que, seguramente todos pasamos, tener la capacidad de decir: "Padre, que no se haga mi voluntad sino la tuya" (Lc 22, 42)
"Esta es la tarea maravillosa y esforzada que espera a todos los fieles laicos, a todos los cristianos, sin pausa alguna: conocer cada vez más las riquezas de la Fe y el Bautismo y vivirlas en creciente plenitud. El apóstol Pedro hablando del nacimiento y crecimiento como de dos etapas de la vida cristiana, nos exhorta: "Como niños recién nacidos, desead la leche espiritual pura, a fin de que, por ella, crezcáis para la salvación" (1 Pe.2,2) (C.L. 58).
La preparación que cada Auxiliar debe recibir es una tarea primordial en los objetivos de las Escuelas de Auxiliares. Cuando no existe este proceso de crecimiento, o de maduración, impulsado por la Formación integral, se viven situaciones de divorcio entre la Fe, la Esperanza y la Caridad, del joven y su vida cotidiana.
"En su existencia no puede haber dos vidas paralelas: por una parte, la denominada vida 'Espiritual', con sus valores y exigencias; y por otra, la denominada vida 'secular', es decir la vida de familia, del trabajo, de las relaciones sociales, del compromiso político y de la cultura" (C.L. 59).
Dentro de cada uno de estos campos es necesario que el Discípulo de Cristo dé fruto, y fruto en abundancia, Todo este estilo de vida exige "un ejercicio continuo de la Fe, de la esperanza y de la caridad" (A.A. 4). Es cierto pues, que no pertenecemos a este mundo pero no por ello tenemos que descuidar las labores propias del mismo. " Se equivocan los cristianos que, pretextando que no tenemos aquí ciudad permanente, pues buscamos la futura, consideran que pueden descuidar las tareas temporales, sin darse cuenta de que la propia fe es un motivo que les obliga al más perfecto cumplimiento de todas ellas, según la vocación personal de cada uno... El divorcio entre la fe y la vida diaria de muchos debe ser considerado como uno de los más graves errores de nuestra época "(G.S. 43).
Es pues una tarea urgente en la Pastoral Juvenil, y en nuestro caso concreto, que el MJVC a través de sus escuelas de Auxiliares, brinden a los jóvenes que las integran, una formación integral adecuada, para que vivan la unidad de su persona, en profunda comunión con Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, y que conformen su ser auténtico, libre y fiel a la vocación y misión que Dios les ha concedido.
Preparación Humana
La preparación de un Auxiliar de jornadas supone una completa formación humana, acomodada al carácter y cualidades de cada uno. El Auxiliar, conociendo bien el mundo contemporáneo, debe ser un miembro que se adapte a su realidad y a la cultura de su tiempo (cfr. AA 29).
Para tener una buena formación en este campo, se requiere cultivar buenas relaciones humanas, que estén cimentadas en los auténticos valores del hombre, sobre todo el arte de la convivencia y de la colaboración fraterna, así como el diálogo.
Por medio de una formación sabiamente ordenada hay que cultivar también a los Auxiliares a una necesaria madurez humana, cuyas principales manifestaciones son la estabilidad de espíritu, la capacidad para tomar prudentes decisiones y la rectitud en el modo de juzgar sobre los acontecimientos y los hombres. Además, el dominio de su propio carácter, y el fomento de la sinceridad, del sentido permanente de la justicia, la fidelidad a la palabra dada, la buena educación y la moderación en el hablar, así como la unidad en la caridad. Pero sobre todo es necesario que se forme al Auxiliar para que no sólo realice actos buenos, sino que entregue lo mejor de sí en cada acto, y es necesario entonces acrecentar en él las virtudes cardinales:
§ La templanza
§ La justicia
§ La fortaleza
§ La prudencia
La preparación humana tiene que tener en cuenta al hombre "imagen y semejanza de Dios" y objeto de su amor con toda su realidad existencial, sin perder de vista su edad, su ambiente familiar y grupal, sus intereses psicológicos y su situación social. Tomar en serio las aspiraciones del Auxiliar, de su situación y estructuras sociales (cfr. CT 45, 53; E.N. 70; CDC 777).
Toda esta preparación llevará al Auxiliar a realizar su papel en la sociedad y poder así responder como testigo fiel del Evangelio, aprovechando mejor el don de la FE. El Auxiliar esta llamado a ser un SANTO en los diferentes aspectos de su vida social: cultura, economía, política, profesión, es decir, en todas las situaciones humanas, etc.
El Auxiliar del MJVC, bien formado en lo humano, y desde su fe, sabe dar luz a todos los problemas humanos, a saber:
§ A los grandes desafíos de hoy y siempre: el poder, la dependencia, la explotación, el abuso, la arbitrariedad, el desempleo, la esclavitud, la violencia, el dinero, lo superfluo, la pobreza, la miseria, los medios de comunicación social, el engaño, la corrupción, etc.
§ A los padecimientos humanos: enfermedad, dolor, muerte
§ A la vida política
§ A la sexualidad
§ A los acontecimientos cotidianos.
Preparación Espiritual
"Sin duda la formación espiritual ha de ocupar un puesto privilegiado en la vida de cada uno, llamado como está a crecer ininterrumpidamente en la intimidad con Jesús, en la conformidad con la voluntad del Padre, en la entrega a los hermanos en la caridad y en la justicia" (C.L. 60).
Es necesario brindar al Auxiliar una serie de elementos que pueda vivir, y lo hagan crecer en la Vida en Gracia, para que vaya dejando actuar al Espíritu Santo. Los elementos que cada Auxiliar tiene que vivir, se desglosarán en el capítulo VII, y son los siguientes:
§ Reuniéndose en la Fracción del Pan (LA EUCARISTÍA)
§ Viviendo los sacramentos
§ Alimentado con la Palabra y la Enseñanza de los Apóstoles (El Magisterio de la Iglesia).
§ Orando siempre en todo momento.
§ Formando la comunidad, muy especialmente en la Familia y en la Parroquia.
§ Haciendo suya la Cruz de Cristo, cargando cada día su propia Cruz.
Podríamos decir que en la medida en que Auxiliar viva cada uno y todos los anteriores elementos estará creciendo en su vida Espiritual, la cual reflejará en su vivir cotidiano, a través de los siguientes signos, como nos dicen los obispos en Puebla:
§ "Una vida profunda de comunión eclesial.
§ La fidelidad a los signos de la presencia y de la acción del Espíritu en los pueblos y en las culturas que sean expresión de las legítimas aspiraciones de los hombres. Esto supone respeto, diálogo misionero, discernimiento, actitud caritativa y operante.
§ La preocupación porque la Palabra de verdad llegue al corazón de los hombres y se vuelva vida.
§ El aporte positivo a la edificación de la comunidad.
§ El amor preferencial y la solicitud por los pobres y necesitados.
§ La Santidad del Evangelizador (E.N.. 76) cuyas notas características son el sentido de la misericordia, la firmeza y la paciencia en las tribulaciones y persecuciones, la alegría de saberse ministro del Evangelio (E.N. 80)" (D.P. 378-383).
Toda esta preparación tiene siempre un carácter trinitario: sentir la presencia del Padre en nuestra vida, la acción del Espíritu Santo en nuestra misión y como proyecto a realizar, el modelo de Jesús, que guía nuestro ser al encuentro con el Padre.
"En la comunión de los santos, se han desarrollado diversas espiritualidades a lo largo de la historia de la Iglesia. El carisma personal de un testigo del amor de Dios hacia los hombres puede transmitirse a fin de que sus discípulos participen de ese espíritu". (C. C 2684).
Se puede adoptar la Espiritualidad de algún Santo, pero siempre dejando actuar a la Santísima Trinidad, plena y totalmente en nuestras vidas.
Nosotros tomamos la Espiritualidad de María, la cual es un ejemplo de desprendimiento de sí misma, de entrega total a la voluntad divina, de humildad, sencillez y servicio.
Preparación Pastoral
Es necesario que el Auxiliar este preparado pastoralmente, para que pueda responder a las necesidades propias de su comunidad y de su Iglesia particular.
"Los jóvenes deseosos de realizarse en la Iglesia, pueden quedar defraudados cuando no haya una buena planificación y programación pastoral que responda a la realidad histórica que viven. " (D.P. 1181).
Debe ser una prioridad, para la Escuela de Auxiliares, así como para el asesor sacerdote, laico, o religioso la preparación pastoral del Auxiliar. Ya en Lineamientos Básicos nos habla de la importancia del conocimiento y de la integración del MJVC en la vida pastoral de la Iglesia.
A toda la pastoral de la Iglesia se le llama pastoral orgánica o pastoral de conjunto. Esto quiere decir que las distintas pastorales y servicios que da la Iglesia deben estar interrelacionados, como un organismo que vive y se mantiene unido gracias a la interacción de sus órganos y sistemas. De las relaciones de unidad entre las distintas instancias de servicio eclesial y de la buena coordinaci6n, asesoría y animación que viven sus miembros entre si, dependerá que la Iglesia pueda dar el fruto que el Dios de la Vida y del Amor espera de Ella.
La pastoral juvenil es parte activa y vital de la pastoral orgánica de la Iglesia, "es la acción de Ella para ayudar a los jóvenes a descubrir conocer, seguir y anunciar a Cristo en las comunidades concretas hacia una madurez tal que los capacite para optar vocacionalmente en la Iglesia y comprometerse históricamente en la liberación integral del hombre y la sociedad, llevando una vida de comunión y participación" (CELAM Elementos para un directorio de pastoral juvenil orgánica. Colombia 1982, pag 41.)
Podemos decir, que en la práctica, la pastoral juvenil es el proceso que origina la comunidad eclesial para el joven, con el joven y desde el joven para la comunidad, con la comunidad y desde la comunidad. Este proceso garantiza que la pastoral juvenil esté encarnada en la realidad del joven y en la realidad socio-ambiental y que no se den separaciones difíciles de integrar más adelante. Es el reto de la Iglesia en todas las parroquias, familias, instituciones, movimientos, escuelas, universidades y demás ambientes en donde el muchacho está presente.
La Pastoral Juvenil comienza con el reconocimiento de su existencia en la Pastoral Diocesana. Es necesario ubicar al Auxiliar como parte de la gran comunidad, que es la Iglesia.
Necesitamos presentarle los planes pastorales y orientarlo a su participación activa dentro de la Pastoral Juvenil. Para ello ofrecemos algunas pistas para que el Auxiliar se acerque y comparta más la experiencia de Cristo Pastor desde su ser joven:
Para la Pastoral Juvenil
§ La pastoral juvenil debe ayudar a descubrir, conocer, seguir y anunciar a Cristo, y su llamado a la Santidad.
§ El seguimiento de Jesús debe traducirse en servicio, a su estilo, en comunidades concretas, para no separar los intereses reales de la comunidad y los de los jóvenes, ni apartarse de sus núcleos de vida. El joven se preparará así para ser fermento y luz en su ambiente concreto..
§ Este proceso tiene que ser muy personal, para que los jóvenes descubran su dignidad de personas y respeten y estimen del mismo modo a los demás. Debe conocer y respetar su situación personal propia y adecuarse a las circunstancias de los grupos concretos, buscando un progreso en la experiencia vital y en el contenido conceptual de las verdades de fe para hacerlas vida en la historia personal, grupal y colectiva.
§ Debe aportar al joven bases de orientación para que opte vocacionalmente en la Iglesia y a favor de todo el pueblo de Dios en su historia concreta. Esta capacitaci6n se hace de manera especial en el discernimiento espiritual para que aprenda a descubrir los signos en los que Dios nos interpela y de respuestas concretas a las necesidades históricas del momento.
§ Debe aportar los medios convenientes, para que el compromiso contraído pueda realizarse y sea un acontecimiento de liberación integral de los hombres y de nuestra sociedad actual.
§ Debe ayudar a los j6venes a vivir una vida de comunión y participación en la Iglesia, para cumplir su misión: ser principio y germen del Reino de Dios aquí en la Tierra.
Para el MJVC
Recordemos que el Movimiento tiene un desafío, a saber, que "''es necesario que los jóvenes bien formados en la fe y arraigados en la oración, se conviertan cada vez más en los apóstoles de la juventud' (E.N. 72)" (L.B. 11,3). Ahora bien, debe vivirlo, una y otra vez, según le marcan sus Lineamientos Básicos, a saber:
§ "Teniendo conciencia de que participa con toda la Iglesia, y no al margen de ella, y ni siquiera yuxtapuesto, sino que definitivamente como parte de la misma en su acción propia. Esta acción la vive el MJVC, en concreto, con cada una de las Iglesias Diocesanas a las que pertenece el Grupo.
§ Lo hace al estar integrado a la Pastoral Juvenil, precisamente en el nivel correcto que su propia realidad diocesana le esta exigiendo. En efecto:
1. Donde no existe una Pastoral Juvenil organizada, el Movimiento se obliga a ser germen creativo de ella.
2. Donde ya se está organizando, el Movimiento se compromete a dinamizar este proceso.
3. Y donde ya está organizada, simple y sencillamente es una expresión concreta de la Pastoral Juvenil, colabora activamente y es un elemento más de esperanza para ella. Se hace y es parte de ella. La vive con alegría" (L.B. 11,3).
§ "Su dimensión es de comunión con el Obispo diocesano y de inserción en las realidades de pastoral juvenil de una iglesia particular o diocesana" (L.B. 1,4).
§ El servicio específico del MJVC a la pastoral juvenil diocesana es la Jornada" (L.B. 12).
§ El Movimiento trabajará con honestidad para que en cada una de las Iglesias Particulares se pueda vivir una Pastoral Juvenil fuerte y sólida (L.B. 12).
Es pues importante que se forme al Auxiliar una conciencia de su participación en la Pastoral, a fin de que su labor evangelizadora, que es la Jornada, tenga realmente un sentido eclesial:
"Toda jornada debe celebrarse dentro de un plan de pastoral juvenil. No deben celebrarse Jornadas tan sólo por un motivo cualquiera. La Jornada debe tener su raz6n de ser muy clara. Por eso, celebrar una Jornada que no tenga sentido en la vida de una Iglesia Diocesana, no tiene raz6n de ser. No se debe hacer." (LB 12).
Preparación Técnico Doctrinal
Se requiere formar a los apóstoles también en el aspecto técnico y doctrinal para que desempeñen su labor evangelizadora. Se precisa una preparación general, y una preparación encaminada a desempeñar mejor su misión particular en la Iglesia.
En nuestro caso, como Auxiliares de Jornadas, tenemos que prepararnos, para ser testigos y maestros de la Palabra de Dios, de la Buena Nueva que proclamamos en cada Jornada, y hacer que el mensaje llegue de la mejor manera posible a nuestros destinatarios, la juventud de México.
"Se revela hoy cada vez más urgente la formación doctrinal de los fieles laicos, no sólo por el natural dinamismo de profundización de su fe, sino también por la exigencia de 'dar razón de su esperanza' que hay en ellos, frente al mundo y sus graves y complejos problemas. Se hacen así absolutamente necesarias una sistemática acción de catequesis, que se graduará según las edades y las diversas situaciones de vida, y una más decidida promoción cristiana de la cultura, como respuesta a los eternos interrogantes que agitan al hombre y a la sociedad de hoy" (C.L. 60).
Es pues la catequesis, pieza clave en la preparación del Auxiliar del MJVC Por ello en este capítulo tocamos elementos de esta importante labor de la Iglesia.
Todos "los esfuerzos realizados por la Iglesia para hacer discípulos, para ayudar a los hombres a creer que Jesús es el Hijo de Dios, a fin de que, mediante la fe, ellos tengan la vida en su nombre, para educarlos e instruirlos en esta vida y construir así el Cuerpo de Cristo.", reciben el nombre de catequesis.
Es decir, la catequesis es todo un proceso de vida, "una educación en la fe de los niños, jóvenes y adultos, que comprende especialmente una enseñanza de la doctrina cristiana, dada generalmente de modo orgánico y sistemático, con miras a iniciarlos en la plenitud de la vida cristiana." (CT 18). La catequesis tiene como fundamento la Persona de Cristo con su Misterio que ilumina toda nuestra realidad existencial.
En el centro de la catequesis encontramos esencialmente una Persona, la de Jesús de Nazaret, "Unigénito del Padre", lleno de "gracia y de verdad", que sufrió y murió por todos los hombres y que ahora, resucitado, vive y actúa para siempre con nosotros. Jesús es el Camino, la Verdad y la Vida (Jn. 14, 6). Esta es la verdadera vida del cristiano "seguir a Cristo".
Solo en el conocimiento profundo y ordenado de la persona, de la vida y de la doctrina de Jesús el Auxiliar de jornadas podrá caminar hacia la educación y maduración de la fe. De esta manera, podrá obtener la capacidad de juzgar y actuar de acuerdo a los mandamientos divinos y al amor de Dios.
La catequesis, por ser un proceso de educación, está involucrada con varios elementos de la vida de la Iglesia, sin que ello implique una confusión o sustitución; pueden prepararla o surgir de ella. Dichos elementos son los siguientes: El primer anuncio o Kerygma, la celebración de los sacramentos, la integración en la comunidad eclesial, y el testimonio apostólico y misional. (cfr. CT 18).
La catequesis es pues un deber y un derecho de la Iglesia, Todo bautizado por el simple hecho de serlo tiene el derecho de recibir de la Iglesia una enseñanza y una formación que le permitan iniciar y continuar una vida verdaderamente cristiana. Esta educación y formación doctrinal debe tener ciertas características:
§ "Debe ser una enseñanza sistemática, no improvisada, siguiendo un programa que le permita llegar a un fin preciso.
§ Una enseñanza elemental que no pretenda abordar todas las cuestiones disputadas ni transformarse en investigación teológica o en exégesis científica.
§ Una enseñanza, no obstante, bastante completa, que no se detenga en el primer anuncio del misterio cristiano, cual lo tenemos en el Kerygma.
§ Una iniciación cristiana integral, abierta a todas las esferas de la vida cristiana." CT 21
§ Un esfuerzo sincero para integrar vida y fe, historia humana e historia de la salvación, situación humana y doctrina revelada, a fin de que el hombre consiga su verdadera liberación.
§ Un amor más acendrado a la Sagrada Escritura como fuente principal de la Catequesis.
Se tienen que abarcar los diferentes aspectos: Antropológico, moral, familiar, social, cultural, económico, político, pastoral, teológico, doctrina social de la Iglesia, Enseñanza del Magisterio, etc.
La catequesis tiene a la comunidad como "origen, lugar y meta" del ejercicio de la fe y como medio de salvación. La catequesis debe construir y consolidar la comunidad cristiana y en ella la unidad, por medio de la conversión, la educación en la fe y el testimonio (cfr. CT 24; MSPD 1; D.P. 151, 378, 381, 982, 998).
Todo Auxiliar debe esforzarse en adherirse a Jesucristo por la fe y debe consolidar esta fe mediante la catequesis, Tiene necesidad de vivirla en comunión con aquellos hermanos Auxiliares que han decidido consagrar su vida al Evangelio.
La Jornada, siendo ya un servicio específico, necesita, en primer lugar, de una preparación doctrinal amplia de los Auxiliares. Además, ninguno de ellos puede descuidar ni las bases ni los conocimientos propios del Movimiento. Deben pues conocer y dominar a fondo tanto el Manuel Básico como los Lineamientos Básicos.
Hemos tratado con amplitud el aspecto doctrinal. Veamos ahora, aunque no tan a fondo, algo de lo técnico. Es necesario que el Auxiliar conozca los elementos mínimos para el manejo de grupos. También técnicas y recursos pedagógicos que ayuden a la comprensión del mensaje de Dios.
El Auxiliar debe tener a su alcance todo aquello que le permita desarrollar su creatividad y lo apoye en su labor, como por ejemplo videos, fotografías, audio y películas, y otros variados recursos. Recordemos sin embargo que las técnicas usadas jamás sustituyen ni sustituirán la acción del Espíritu Santo y que nunca deberán pretender manipular al joven que vive una jornada.
Técnica y doctrina, todo dentro de la Jornada, debe llevarnos a descubrir el amor de Dios. El magisterio de la Iglesia lo afirma categóricamente hablando de la doctrina misma cuando nos dice que "la finalidad de la doctrina y de la enseñanza debe ser puesta en el amor que no se acaba. Porque se puede muy bien exponer lo que es preciso creer, esperar o hacer, pero sobre todo se debe siempre hacer aparecer el Amor de Nuestro Señor a fin de que cada uno comprenda que todo acto de virtud perfectamente cristiano no tiene otro origen que el amor, ni otro término que el Amor " (CAT. R. prefacio 10).
El Equipo de la Jornada
El Equipo de la Jornada no es un grupo social, o un club de amigos, es un equipo de personas cristianas que han sentido el llamado de Dios, a ser Santos y desean transmitir la Buena Nueva a través de una Jornada.
Es pues un equipo de hermanos, que comparten su Fe, Esperanza, Caridad, los dones que Dios les ha regalado y que da testimonio individual y grupal, no sólo en la jornada, sino en todo momento.
Es por ello necesario que tengamos en cuenta qué criterios deben normar o prevalecer en las actividades y preparación del Equipo para la Jornada. A continuación señalamos algunos:
§ "El primado que se da a la vocación de cada cristiano a la santidad, y que se manifiesta en los frutos de gracia que el Espíritu Santo produce en los fieles, como crecimiento hacia la plenitud de la vida cristiana y a la perfección en la caridad. En este sentido, todas las asociaciones de fieles laicos, y cada una de ellas, están llamadas a ser -cada vez más- instrumento de santidad en la Iglesia, favoreciendo y alentando una unidad mas íntima entre la vida práctica y la fe de sus miembros.
§ La responsabilidad de confesar la fe católica, acogiendo y proclamando la verdad sobre Cristo, sobre la Iglesia y sobre el hombre, en la obediencia al Magisterio de la Iglesia, que la interpreta auténticamente. Por esta razón, cada asociación de fieles laicos debe ser un lugar en el que se anuncia y se propone la fe, y en el que se educa para practicarla en todo su contenido.
§ El testimonio de una comunión firme y convencida en filial relación con el Papa, centro perpetuo y visible de unidad en la Iglesia universal, y con el Obispo, principio y fundamento visible de unidad en la Iglesia particular, y en la mutua estima entre todas las formas de apostolado en la Iglesia. La comunión con el Papa y con el Obispo está llamada a expresarse en la leal disponibilidad para acoger sus enseñanzas doctrinales y sus orientaciones pastorales. La comunión eclesial exige, además, el reconocimiento de la legitima pluralidad de las diversas formas asociadas de los fieles laicos en la Iglesia, y, al mismo tiempo, la disponibilidad a la recíproca colaboración.
§ La conformidad y la participación en el Ardor apostólico de la Iglesia, que es la evangelización y santificación de los hombres y la formación cristiana de su conciencia, de modo que consigan impregnar con el espíritu evangélico las diversas comunidades y ambientes. Desde este punto de vista, a todas las formas asociadas de fieles laicos, y a cada una de ellas, se les pide un decidido ímpetu misionero que les lleve a ser. cada vez más, sujetos de una nueva evangelización.
§ El comprometerse en una presencia en la sociedad humana, que, a la luz de la doctrina social de la Iglesia, se ponga al servicio de la dignidad integral del hombre. En este sentido, las asociaciones de los fieles laicos deben ser corrientes vivas de participación y de solidaridad, para crear unas condiciones mas justas y fraternas en la sociedad.
Los criterios fundamentales que han sido enumerados, se comprueban en los frutos concretos que acompañan la vida y las obras de las diversas formas asociadas; como son el renovado gusto por la oración, la contemplación, la vida litúrgica y sacramental; el estímulo para que florezcan vocaciones al matrimonio cristiano, al sacerdocio ministerial y a la vida consagrada; la disponibilidad a participar en los programas y actividades de la Iglesia sea a nivel local, sea a nivel nacional o internacional; el empeño catequético y la capacidad pedagógica para formar a los cristianos; el impulsar a una presencia cristiana en los diversos ambientes de la vida social, y el crear y animar obras caritativas, culturales y espirituales; el espíritu de desprendimiento y de pobreza evangélica que lleva a desarrollar una generosa caridad para con todos; la conversión a la vida cristiana y el retorno a la comunión de los bautizados alejados.
Siendo el MJVC una forma asociada de fieles laicos jóvenes, debe tener siempre en cuenta, en la formación de sus Auxiliares, los criterios anteriores. Necesitamos formar y ser todos verdaderos "laicos", es decir, muchachos y muchachas de Iglesia, que saben comprometer su vida con el Evangelio y continuar presentes en su Iglesia, al servicio de un mundo nuevo, una vez concluida la etapa juvenil.
Sugerimos que se tengan reuniones o juntas de evaluación, en donde, no solo se revise la parte técnica de la Jornada, sino sobre todo se procure incrementar y compartir la vida Cristiana.

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